martes, 22 de septiembre de 2009

XIV TROFEU TORREDEMBARRA

Pintaba mal esta regata, el alto absentismo de la escuadra (40% el primer día y 50 el segundo), y el agotamiento físico del proel, de cuyo nombre mejor no acordar, así lo vaticinaba. La primera manga,
fatal; la segunda no fue peor..., igual que la anterior.
Gracias a la incorporación de dos grandes navegantes (de tamaño), y a sus sabias recomendaciones,
conseguimos izar el balón, mientras ellos daban buena cuenta de las croquetas (dijeron que eran buenas).
También instruyeron sobre una inteligente estrategia que, bueno, vale, pss, posiblemente, quizás, sino, no obstante, hubiera sido muy buena..., de ser diferente.


No todos tuvieron la suerte de llevar a bordo tan notables monitores. Nuestro amigo César, del Estupendu, y su tripulación sobresaliente (que no embarrancó), sufrieron un lapsus en el momento de póntelo-pónselo (poco deben practicar).
Muy a pesar nuestro, con el  pepino que tiene, le auguramos un exitoso futuro.



Jaume y José izaron y arriaron el spi como quisieron y cuanto quisieron, ¡una pasada!, como si ´hubieran usado la Telefónica toda la vida, ¡increible!;  también, previas recomendaciones del gran dúo.


El esfuerzo fue reconocido y recompensado por las autoridades deportivas. Ojo, filar la jeta de satisfacción del trimador.


El ambiente, como siempre, deportivo, familiar, alegre y agradable, propio de la gente de mar. Caras conocidas y las nuevas generaciones empujando.
La organización bien, destacando Helena (feliz con sus galletas), y Rafel, aunque, como siempre se oyeron las críticas comparando las cuchipandas de un club y otro: que si allí las aceitunas son rellenas, que las servilletas de tela..., sí, pero las camisetas de diseño, qué, ¿eh?. Cosas baladís.
Como de costumbre,  hubo tripulaciones que fueron a por todas, dejando incluso para evitar peso, las cadenas de los relojes en el coche..., y también otras. Un sabio consejo: para sacarse unos kilos de encima lo mejor es una buena purga la noche anterior...


Un peculiar y simpático tripulante del RAS quiso posar con nuestro merecidísimo trofeo...



"Viento en popa y mar bonanza navega hasta Sancho Panza"










martes, 8 de septiembre de 2009

DE NUEVO A LAS ISLAS

Buen comienzo con un bonito que se acercó a nosotros y Pepe's, el maestro de cocina, cordon bleu y ***** Michelín transformó en dos suculentos marmitacos y abundante sushi.


Sergi, el benjamín, se enroló a última hora recien llegado de una cacería de leopardos en Santo Domingo (sic). Llevaba sueño atrasado (80 horas) que las recuperó.


Guillermo, cum laude en metereología, se encargó de la previsión. A la vista de un cielo de los que acongojan:
- ¿Guillermo, cómo ves la cosa?
- Bien.
- ¿Seguro?
- Sí
- (Otro) ¿Qué dice la previsión?
- Nada, sin problemas.




La previsión la sacó del sudoko. Iniciamos con una hermosa iluminación, un castillo de fuegos artificiales, y pasamos diez horas con 35 nudos de proa, hasta que arribamos a Sóller.




En Sóller nos encontramos con un buen amigo, afable, encarnación de la empatía, que nos sirvió para calentarnos y reponer la adrenalina consumida. Aunque parezca extraño tiene cierto parecido, sobre todo en la mirada.
El marmitaco, ¿o fideuá?, que preparó Pepe, nos hizo olvidar a tal especimen.



Al día siguiente arrumbamos a Santa Ponsa, donde llegamos al atardecer, al igual que en su época lo hiciera Jaime I el conquistador, desembarcando en ese puerto natural desde donde inició la reconquista de Mallorca. Dicen las crónicas de la época que el rey fue ferozmente atacado por el "insectus díperos cabronus", vulgarmente conocido como mosquito (en Sevilla le llaman joputa) retrasando la expulsión de los moros tres días...



Los mismos que tardó Sergi en recuperarse de la agresión de esas hembras y volver a su estado normal después de que lo hulkieran bien hulkido.


Desayuno continental, como de costumbre, y a visitar calas hasta la Colonia de Sant Jordi. Nos esperaban en su catamarán Katana, José Mª y su encantadora esposa Lolo con sus hijos.
Abarloados al Katana gaudeamus un delicioso chucrú, seguido de sushi, vino de calidad y cantidad adecuadas; postre chocolate y güisqui a placer.
Una tertulia agradable que nos ayudó a descansar plácidamente, no sin antes escuchar el desacompasado coro de los cuatro que todas las noches entonaban sus gritos de guerra.


Jaume el conqueridor buscando...



bellas calas con hermosas vistas de magníficas señoras. Fondeó cerca por casualidad.




Al cruzar la bahía de Palma nos encontramos con este ferry a rumbo de colisión, nosotros a seis nudos y él a treinta. Acojonante cruzar su proa a ¡¡cien metros!!, gracias a que pilotaba Guillermo que, con su dominio, temple e intuitivo radar nos acoquinó a todos...




Después de intentar cruzar el cabo de hornos fondeamos en la bahía de La Rápita.
A la mañana siguiente repostamos y, sin prisas, enfilamos nuestro faro. Una tranquila travesía con la única anotación en el cuaderno de que los -más jóvenes- no hicieron guardia y que se agotó la cerveza.




Yendo los hombres por el mar se hermanan; nunca, viniendo de él, serán esclavos.
(Joan Maragall, Himne Ibèric)