viernes, 15 de agosto de 2014

PEPET GUERRERO PESQUERO DE TARRAGONA ABORDA AL VELERO ALDO DE TORREDEMBARRA

El pasado día 11 a las 16:30, rumbo 240 con un garbí flojo, iban tranquilamente disfrutando de una agradable navegación a bordo del Aldo, Miguel de patrón acompañado por Claudine y Janine.

A pesar del relajamiento que produce el placer de una tranquila mar, Miguel, como indica la regla 4 para prevención de abordajes, "mantenía en todo momento una eficaz vigilancia visual y auditiva", observando parte de la flota de pesca que regresaba a Tarragona. El último de ellos de nombre Pepet Guerrero,  le venía a través por babor y pensó que variaría  ligeramente el rumbo para pasarle por la popa, pero al darse cuenta de que no había nadie en el puente y la considerable velocidad del pesquero, orzó evitando que le embistiera por el costado (pasarle por ojo),  pero no que le abordara por la aleta de babor. La colisión zozobró al Aldo sumergiendo la perilla lo que provocó una rápida entrada de agua en la cabina y daños físicos de consideración a Claudine y algún hematoma a Miguel debido a que quedaron completamente sumergidos bajo el agua entre candeleros y bastidores del toldo (bimini); Janine tuvo más suerte porque iba tomado el sol en el combés y al grito de Miguel advirtiendo del abordaje le dio tiempo a sujetarse donde pudo evitando caer al agua por la súbita escora y posterior adrizamiento. El timón desapareció y los daños en casco, cubierta e interior fueron muy considerables.

Una evidente negligencia por una parte, y falta de prudencia por la otra, agravada por la velocidad de seguridad que recomienda la regla 6, pero lo incomprensible es que después del grave incidente que podría haber ocasionado fatales consecuencias, el patrón del Pepet Guerrero puso pies en polvorosa. Como el Aldo pidió socorro por el canal 16, el Capitán Marítimo le obligó a regresar al pesquero para prestar auxilio; es de suponer bajo la severa advertencia de la graves consecuencias por una falta tan grave como no prestar socorro en un naufragio, más aún cuando la causa es por una clara negligencia del patrón. El Pepet Guerrero, obligado, permaneció auxiliando a nuestro compañero hasta que llegó la Salvamar y lo remolcó a puerto.

No conozco patrón que confíe en que su embarcación con propulsión a vela tiene preferencia a la de motor. Siempre estamos vigilantes, sobre todo con los pesqueros, no solo cuando es preceptivo por estar faenando, también cuando regresan a puerto a toda máquina observando, en algún caso excepcional, la imprudencia de que no va nadie en el puente.

El pescador, por su oficio duro, es por regla general de carácter y maneras espartanas, pero lo que sí es, como todo buen marino, solidario en la mar. El comportamiento en este caso es totalmente anormal en los pesqueros. Cualquier barco acude ante una llamada de socorro y jamás abandona a quien se encuentra en apuros. El mismo Pepet Guerrero se ha encontrado en situación grave en la que han tenido que socorrerlo. 

Deseamos una pronta mejoría a Claudine, que se recupere y, aunque difícil, el incidente no le limite la afición a la navegación.


                             

 










2 comentarios:

  1. Deseo que se repongan fisicamente y del susto

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  2. Que malifeta. Esperem que pagui tot les assegurances, encara que com vacances ha molestat-los és.

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