lunes, 19 de octubre de 2009

REGATA LOS ROQUES







Como de costumbre, una regata relajada o dinámica; ésta resultó ardiente. Sobre todo la salida, que cuando confundimos el minuto final con cinco para el inicio, nos vimos abordados por toda la flota de veleros con los pura sangre en cabeza. Muy inteligentemente orzamos y, ¡oh milagro!, ¡cual dominio!, visto y no visto nos situamos en cabeza con uno detrás, que besándonos el espejo,  nos dijo:
- Vosotros, ¿sois de la regata?
- Creemos que sí; hemos pagado la inscripción en efectivo.
En la primera boya,  en medio del barullo, ya  fue demencial, temerario, pero como nos amparaba el reglamento mantuvimos el tipo rodeados por todas partes por superyachts.
Después, como otras veces, poco viento, casi nada y nosotros sin rascar bola al lado de esos barcos que andan con el soplo de la tripulación.  La única satisfacción  era ver que nuestro eterno rival venía por detrás de nosotros (como de costumbre, je je). Incluso le preguntamos si había salido ya  y, muy prudentes, no contestaron como debía...
                                                                                                                                                                                                  


                              


Cuando estábamos prácticamente parados por falta de viento:
- Ramón,  ¿te has dado cuenta de que no hemos cruzado la línea de salida?
- Pepe, yo, la verdad, no sé cómo nos hemos puesto en cabeza; algo raro ha pasado.
- Pero, ¿no ha dicho nuestro controler, teórico experto, que faltaban cinco minutos?
- A mí no me liéis. Se ha equivocado el Comité de Regata; yo no (dice Guillermo).
- Pero Jaume, ¿no han dicho en la reunión que la barca del comité se dejaba por babor?
- ¿Tú crees, Ramón...?
No hallando culpable a quien  pasar por la quilla decidimos retirarnos de la regata y arrumbar hacia Hospitalet del Infante donde gaudeamos de una bien merecida comida-merienda.
Al atardecer fuimos los primeros de los regatistas en llegar al puerto; los segundos el Persei (siempre detrás...)
En la terraza del club unas copas a los chinos y a cenar..., después de soportar las chirigotas y críticas de nuestros vitalicios contrincantes, faltaría plus.
El segundo día Juan Antonio, aconsejado por su tripulación, asustados por lo temperamentales que estábamos, se fue para casa directamente. Nosotros no, insistimos y, a pesar del dominio de caña de Ramón Junior, del perfecto trimado de Jaume, de la inteligente estrategia de Pepe, del extenuante trabajo en equipo y de la "insuperable" salida (---),  desde nuestros lamentables inicios, no lo habíamos pasado peor, no habíamos sufrido tanto..., más aun que la pobre elefanta..., o los pasajeros del proboscideo (ojo con la sonrisa de la elefantita y la cara de asombro de la señora).
 
                                                                     


El regreso, aunque con mar desagradable, nos alegró la visita de una hermosa caballa, que inmediatamente después de atracar,  la preparó al ajillo nuestro cordon bleu Pepe's: deliciosa.

                                                                                                                                                                                          


"Un mal día de regata y pesca, es mejor que uno bueno de trabajo"




                                 

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